24 de febrero de 2012

y así es

No disimules, si me miras me miras bien, con la frente bien alta y orgulloso de que al igual que ganaste aquel partido me ganaste a mi, porque soy tuya y de nadie más, porque cuando me miras todo cambia de prespectiva, si a las ocho menos veinte era gris con tu sonrisa de lejos es rosa.
Se que no tienes la sonrisa más bonita pero lo que me importa es que cuando tu sonríes mi mundo es más feliz, que cuando tu me buscas, cuando eres tu el que me espera a la salida, cuando eres tu el que sale el primero de clase para verme dos segundos más y cuando eres tu el que me pide a gritos, con los ojos que te bese, entonces todo es rosa, azul, verde, amarillo y de todos los colores, aunque no lo veas es así y ahora es el miedo ese, que quizá tu no sientas, el de saber que ya no necesito diez minutos a tu lado, que necesito más que eso, mucho más, miedo porque ya no es verte los viernes antes de entrenar, es viernes antes, después, llamarte los sábados por la mañana, hacerte perdidas siempre que me acuerde de ti y pasarme absolutamente todas las horas que tienen las tardes de los sábados metida en tu cama y lo mejor de todo, llegar a la mía y sentir tu olor, que quizá eso sea lo que más dolor me provoca pero como ya te he dicho varias veces, prefiero una felicidad, con cronómetro, con tiempo límite, con fecha, a no tener absolutamente nada tuyo y se que es masoquista e idiota, lo más tonta que puedo ser pero si es por ti, por alguien tan sumamente cabrón como tu, si es por alguien tan chulo  y creído como tu, pues habrá que soportarlo.

20 de febrero de 2012

solo para ti

Llevas los botones de la blusa desatados y ni te has dado cuenta, su mano, un poco fría, menos temperatura que la de tu cuerpo, que hierve, que arde, no te controlas, pero sabes que cuando su mano pasea sobre tu piel nunca controlas, no sabe nada de ti, al menos eso es lo que crees, tu pensamiento solo se dedica a imaginar como le hacen entender que para ti, tu eres demasiado y que se da cuenta, del un día a otro que necesita llenarte de besos cada minuto y que tu sonrisa le hace un poco más feliz, verla al final del pasillo, sabiendo que el destino de sus manos sera el hueco que hay en tus caderas, solo para él.